En primer lugar, damos forma a la masa con el rodillo de manera que quede lo suficientemente fina. Añadimos la salsa de tomate frito casero con una cuchara y espolvoreamos con el orégano picado. Con el horno a 180 grados, colocamos la base de la pizza durante 3 minutos para que se fije el tomate y el orégano y conseguir así una base crujiente.
Lavamos y cortamos en trocitos la verdura y colocamos en un cuenco grande al que le vamos a añadir un chorritode aceite de oliva, sal y pimienta negra recién molida.
Cocinamos la verdura en la sartén y tras unos minutos, agregamos la escarola. Muy importante que esté bien limpia y seca. Cocinamos durante 20 min a fuego medio.
Una vez en su punto, colocamos los vegetales encima de la base que acabamos de sacar del horno y añadimos los trozos de queso provolone y mozzarella en la parte superior para que se fundan de forma homogénea.
Horneamos a 230º C unos 10-12 minutos hasta que veamos que está dorada y la masa crujiente.
Sacamos del horno y le añadimos un chorrito deaceite de oliva para que esté más jugosa y, ¡listo!